ALCOHOLES

Antes de comenzar esta exposición sobre el alcoholismo, parece interesante comentar la palabra alcohol. Especialmente por todos los derivados que puede construir. El origen de la palabra no está nada claro. Hay quien con un origen árabe encuentra su traducción en alcoholeé, que es nombre con que se llama a los espíritus malignos. Parece ser que un religioso dentro de la más pura ortodoxia de eliminar el alcohol lo llamó así, identificándolo con los espíritus del mal y pensando especialmente en los efectos que es capaz de producir. Hay quien sostiene sin embargo, que el origen, también árabe, está en la palabra alkohl, que era una mezcla de pinturas y polvos a base de minerales que utilizaban las mujeres de cierta categoría social para iluminar su rostro y maquillarse. 

El alcohol es un gran desinfectante. Como tal, es de uso común. También se utiliza con mucha frecuencia en la elaboración de medicamentos, en laboratorios para producir precipitados y demás, en bebidas, jarabes, en la elaboración de perfumes y cosméticos, en distintas aplicaciones dentro de la industria, como combustible, en la fabricación de pintura, barnices, lacas, disolventes, aerosoles, etc., y en un sinfín de productos, unos para consumo humano y otros para uso eminentemente industrial. Aunque existen alrededor de 16 tipos diferente de alcoholes, vamos a centrarnos en dos de ellos por ser los más habituales.

       El alcohol metílico (metanol), también denominado carbinol, alcohol de madera, alcohol de quemar, etc., es el término más sencillo de los alcoholes. Es un líquido incoloro de escasa viscosidad y de olor y sabor penetrante, inmiscible (que no se puede mezclar) con el agua y con la mayoría de los disolventes orgánicos, siendo además muy tóxico e inflamable.
       El alcohol etílico se obtiene por síntesis del etileno o por fermentación de las melazas o almidón. Estos a su vez es extraído de determinados productos hortofrutícolas con alto contenido en azúcar, siendo la remolacha el más común. Este alcohol es el utilizado en la sanidad y en aquellos elaborados para el consumo humano.
       El alcohol para uso sanitario está exento de impuestos, por ello y ante el desvío que se pueda producir de este producto a otros fines, hoy en día el alcohol que se destina a la sanidad con uso solamente desinfectante está desnaturalizado con algunos productos químicos como pueda ser el Cloruro de Cetilpiridinio, que hace nocivo su ingesta, llegando a producir incluso ceguera en algunos casos.

       Nos resulta cono conocida la prueba de la alcoholemia. Debemos tener en cuenta que todo término médico que lleva en su composición la raíz emiahemiahemo, indica sangre. Alcoholemia no es otra cosa que la cantidad de alcohol que en un momento determinado tenemos en la sangre. Y la prueba de esa alcoholemia ya resulta obligatoria si así lo requieren los agentes de Tráfico. Se trata de comprobar el volumen de alcohol en sangre para determinar si se está en condiciones de conducir.